Imagina que tienes un rompecabezas y cada pieza es una emoción o un sentimiento. Cuando usamos sustancias como drogas o alcohol, estas piezas se desordenan y ya no encajan bien. Con el tiempo, nuestro cerebro se acostumbra a tener esas piezas desordenadas y necesita más de la sustancia para sentirse "bien". Esto es lo que llamamos dependencia.
Las sustancias psicotrópicas cambian la química de nuestro cerebro, produciendo sensaciones agradables al principio. Sin embargo, con el uso continuo, el cerebro se adapta y necesita más de la sustancia para sentir lo mismo. Además, cuando dejamos de consumir, podemos experimentar síntomas desagradables, como ansiedad, irritabilidad o incluso depresión.
La terapia cognitivo-conductual nos brinda herramientas para modificar estos patrones de pensamiento y comportamiento:
El primer paso es identificar los pensamientos automáticos y las creencias que mantienen la dependencia.
Se trata de desafiar y cambiar los pensamientos negativos y distorsionados por otros más realistas y adaptativos.
La exposición gradual a situaciones que desencadenan el deseo de consumir, sin consumir, ayuda a reducir la ansiedad asociada a estos estímulos.
Se enseñan habilidades para manejar el estrés, las emociones y las situaciones sociales de manera más efectiva, sin recurrir a las sustancias.
Muchas personas han superado la dependencia con ayuda profesional.
Con esfuerzo y las herramientas adecuadas, puedes cambiar tus hábitos y mejorar tu calidad de vida.
Esta terapia te brinda las herramientas para modificar tus pensamientos y comportamientos y superar la dependencia.